miércoles, 27 de febrero de 2013

LA PREDICCIÓN DE LA VECINA

SOBRE LO ACERTADA QUE, EN OCASIONES, ES LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Imagen: http://www.datoavisos.cl/2009/mucho-mas-que-un-resfriado

Ando estos días arrastrando un catarro que, cómo no, ha degenerado en una sinusitis, por lo que últimamente mi vida transcurre entre vahos, vapores, paracetamoles y lavados nasales. Esto me lleva a recordar aquel otoño-invierno de 2008 (¡cielo santo, ya hablo como los que cuentan sus batallitas de la mili!), cuando mi barriga se había convertido, por segunda vez, en un balón de pilates. 
Por aquel entonces servidora trabajaba de nueve a una y de cuatro a siete, en la secretaría de un edifcio grande y frío, con corrientes de aire criminales y unas compañeras maravillosas pero muy frioleras que siempre ponían la calefacción a tope. De esa combinación de factores ambientales surgió un catarrillo de esos que convierten una nariz en un grifo que no deja de gotear, así que andaba yo todo el día con los kleenex a cuestas.
En cuanto a nuestro hijo mayor, de dos añitos, le dejábamos todo el día a cargo de mi madre, que gracias a Dios vivía muy cerca de mi trabajo, a escasos quince minutos andando (media hora para las embarazadas en avanzado estado de gestación, que hay una cuesta que tira para atrás). Al mediodía, obviamente, comíamos en Casa Madre, y fue a esa hora cuando en el portal me crucé con una de sus amables vecinas:
-Aaaaatchís!- se me escapó.
-¡Uy, qué acatarrada estás!-observó al oir mi discreto estornudo.
- Pues sí- respondí yo con la nariz taponada.
- Ese catarro no lo quitas en todo el embarazo- me dijo sonriendo, contemplando mi prominente barriguilla, justo antes de separarnos. 
Y yo me quedé ahí, sonándome estruendosamente, pensando si lo que me había dicho era un aviso bienintencionado, fruto de sus experiencias vividas, o una especie de maldición gitana. Y si fuera supersticiosa -que no lo soy- pensaría en lo segundo, porque, efectivamente, me pasé el resto del embarazo, hasta que nació el Mediano en el mes de enero, con el dichoso catarro de las narices (nunca mejor  dicho) a cuestas. Catarro que degeneró en la primera y más terrible sinusitis que haya padecido jamás (me duele sólo de pensarlo, ni agachar una pizca la cabeza podía, y yo que pensaba que esa dolencia era una ridiculez...)
Así que ahora, con la excusa de esta leve sinusitis que ya va remitiendo, recuerdo mi segundo embarazo, mi pasado laboral, el nacimiento del Mediano, a la vecina de mi madre y su "maldición gitana":-)
Si me disculpáis, me voy a hacer unos vahos...

viernes, 22 de febrero de 2013

VIERNES DANDO LA NOTA: MEAT LOAF

Este viernes os traigo una de las canciones más conocidas de Meat Loaf. El vídeo es más bien un cortometraje (dirigido por Michael Bay, el de las películas de acción) que recrea el cuento de la Bella y la Bestia. Así que, si os apetece y disponéis de 8 minutos, os animo a echarle un ojo y un oído a esta joyita musical. ¡Feliz viernes!





miércoles, 20 de febrero de 2013

MIENTRAS LA VARA ESTÁ VERDE


SOBRE LA PERRA VIDA DE MUCHOS NIÑOS


Mi hermana y su marido tienen un West Highland White Terrier, uno de esos adorables perritos blancos y pequeños, tan monos y fotogénicos. Se llama Yardi, y es el de las fotos que acompañan este post. Como buen Terrier, es un perro muy activo y muy inteligente, no en vano lo describe la wikipedia con estas palabras: Pese a que la mayoría son de tamaño pequeño, poseen un carácter decidido, enérgico e inquieto, muy apropiado para la caza de ratas y alimañas que fue su principal uso y para lo que fueron seleccionados." Como muchos otros perros pequeños, Yardi es un poco chulito y macarrilla, de los que plantan cara a perracos que les triplican en peso y tamaño (quizá los confundan con una rata grande a la que hay que cazar).
Pues resulta que hace tiempo mi hermana y su consorte decidieron llevarle, siendo aún cachorro, a unas clases de adiestramiento. Allí coincidió con otros perros, uno de ellos creo recordar que era un pitbull, y nuestro héroe canino –por supuesto- no vaciló en enfrentarse a él. Suerte que tenían a la fiera bien amarrada, sino igual se lo merendaba de un bocado, de hecho le propinó a Yardi un amago de mordisco y hasta le arrancó un mechón de pelo :-( Hubo que separar al pitbull del pobre gordiiiii!!! e incluso mi hermana tuvo que meterse en medio de ellos ante la mirada impasible de otros dueños perrunos!

Volviendo al tema, las clases funcionaban en plan refuerzo positivo de la conducta, y con el típico sistema de recompensas inmediatas: premio por aquí, premio por allá, salchichita por aquí, galletita por allá, caricia por aquí, palmadita por allá. También eran importantísimos los comandos, es decir, órdenes claras y breves, dichas con tono firme y enérgico, y en idiomas diversos, como “Sit!” (es decir, que te sientes), “Platz!” (que te eches en el suelo), y “¡Quieto!” (que te estés quieto, claro) entre otras (a diferencia de los humanos, parece que los canes ya nacen sabiendo inglés, alemán y español –¡son trilingües!, qué envidia me dan, los muy perros). El adiestrador les comentaba que lo idóneo, por supuesto, era “educar” a los perros cuanto antes, “mientras la vara está verde”, para así poderla enderezar, supongo.

Y a qué viene todo esto, os preguntaréis. Pues está bien claro, ¿no? Mirando alrededor no resulta difícil reconocer a padres que educan a sus hijos como quien adiestra un cachorro, o qué digo, mucho, ¡muchísimo peor! Los dueños de los perros, por lo general, tienen auténtica devoción y auténtico amor por sus amigos peludos, y ciertamente hay veces que cuesta distinguir ese amor en algunos padres que hacen de todo (bueno y malo) “para educar al niño”. Son padres que piensan que educar es “lograr que el perro niño identifique un comportamiento que nos agrada y lo repita cuando le damos una determinada orden*.” ¿Esto no os recuerda a la Supernanny?
Padres que luego se saltan la segunda parte: “Esto se logra premiando al animal niño cada vez que realice la acción correcta y nunca castigándole cuando no lo haga*.”, porque para eso están la silla o el rincón de pensar, el hacer oídos sordos a sus llantos y el ignorarles totalmente “hasta que nos lo pidan bien”.

Porque al niño también hay que educarle “mientras la vara está verde”, no vaya a ser que tenga un criterio propio, no vaya a ser que difiera de nuestras opiniones, no vaya a ser que no nos obedezca ciegamente y sin razonar. No vaya a ser que se comporte como un niño, en vez de cómo un adulto en pequeño. A ver si se va a creer que se va a salir siempre con la suya. Faltaría más. A comer todo lo del plato aunque lo vomite, a dormir solo en su habitación aunque se muera de miedo y se haga pis encima, a no prestarle atención aunque se deshaga en lágrimas. Si entra por el aro, muy bien, caricia y galletita; y si no, pues a aplicarle el correctivo correspondiente, cuanto más duro mejor, porque así sabrán que con nosotros no se juega, que con nosotros no hay segundas oportunidades, que con nosotros no van a poder.

Así que, visto lo visto, desde aquí propongo la supresión y retirada de todos los programas de televisión, radio, internet, libros, revistas, panfletos y demás material conductista sobre crianza y educación de niños, y su sustitución inmediata por los correspondientes cursos de adiestramiento canino. Que se vaya Supernanny, y que en su lugar pongan al Encantador de Perros. Muchos niños, triste y seguramente, saldrían ganando.

P.S. El perro de mi hermana fue “desescolarizado” prematuramente después de 2 ó 3 meses, y lejos de convertirse en un salvaje o un delincuente perruno, yo lo encuentro el perrito más encantador, educado, y amable del mundo.





*Tomado de http://www.i-perros.com/adiestramiento-perros-general.html

lunes, 18 de febrero de 2013

CRÓNICA DEL CARNAVAL DE VIRUS

DE CÓMO LOS VIRUS HAN ESTADO CAMPANDO POR NUESTRA CASA EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS


http://science.howstuffworks.com
Estos últimos quince días los niños han estado pachuchos. No todos al mismo tiempo, claro, sino uno tras otro. Así de ordenados son nuestros hijos. Abrió nuestro particular Festival Carnavalesco de Virus el Mediano, que un lunes decidió que la hora de cenar era un buen momento para vomitar la comida del mediodía. Con esta actitud pasó la noche, y como era de esperar, el martes fue una vomitona continua. El pobre Mediano era un hombre  pegado a una bolsa de plástico (no sin antes haber regado convenientemente el sofá y el foam del suelo), y allí estaba, tirado en el sofá, bien acurrucadito, sin fuerzas siquiera para moverse. El miércoles la cosa mejoró: dejó de vomitar, pero continuó en el sofá, tan apagado, tan débil, sin apetito, subsistiendo con media kritita y un mordisco de plátano ("¡A saber cuántos kilos habrá perdido!", se quejaba algún exagerado). Y el jueves, como por arte de magia, despertó al son de "¡Teno mucho hambre!", y allá se fue corriendo a la cocina a desayunar lo de siempre, como si nunca hubiera pasado nada. Así que el viernes, día de la fiesta de Carnaval en el cole, estaba sano, contento, y dispuesto a ir disfrazado de vaquero. 
La alegría duró poco. A última hora de la tarde, el Mayor empezó a encontrarse mal. Dolor de cabeza, desgana, décimas de fiebre, mocos. No le fue mal la noche, pero se pasó el sábado -cómo no- tirado en el sofá, bien acurrucadito, con ojos llorosos y un grifo por nariz. Eso sí, con su disfraz de vampiro puesto. Por fortuna, no hubo vómitos. El domingo continuó recuperándose, y el lunes, la normalidad volvió a instaurarse en el hogar.
Y claro, el martes de Carnaval, le llegó el turno al que faltaba: el Pequeño. Fiebre alta, irritabilidad, llanto inconsolable, falta de apetito, y mocos. Pasó el día y la noche a base de teta y Dalsy, tirado en el sofá, bien acurrucadito, pero sólo si mami se acurrucaba a su lado. El miércoles remitió la fiebre, y el jueves ya sólo había mocos.
Así que estas fueron nuestras vacaciones de Carnaval, un mezcladillo de vampiros y vaqueros, vómitos y fiebres, orejas y filloas*, ibuprofeno y mocos, lacón y grelos*, mimos y sofá.

*Orejas, filloas, lacón con grelos: comidas típicas del Carnaval en Galicia, gracias a las abuelas y a algunos tíos por preparárnoslas!


P.S. A día de hoy, tanto el Mediano como el Pequeño (así como la madre que los parió) han vuelto a coger uno de esos virus (se ve que les tienen cariño), que se manifiestan en forma de mocos, mocos y más mocos.
P.S.2: Por si no había quedado claro, nuestro sofá es terapéutico. 

viernes, 15 de febrero de 2013

VIERNES DANDO LA NOTA: VAN HALEN


¿Qué canción escoger para inaugurar nuestro primer Viernes dando la nota? Pues aprovechando que ayer fue el Día de los Enamorados, aquí os dejo -especialmente dedicada al paterfamilias, por supuesto- una balada de uno de mis grupos preferidos (poco dados a las canciones lentas, por cierto), los fabulosos Van Halen. ¡Espero que os guste!




VAN HALEN -WHEN IT'S LOVE 
(haz click aquí)





martes, 5 de febrero de 2013

EL INCREÍBLE HULK

http://cropan.blogspot.com.es

SOBRE LA FURIA INCONTENIBLE QUE EMBARGA AL PATERFAMILIAS CUANDO PIENSA EN EL SISTEMA EDUCATIVO DE FINLANDIA

Cada vez que al paterfamilias le llega alguna noticia nueva –o vieja- del sistema educativo de Finlandia se transforma en el increíble Hulk: por un lado, se pone verde (de envidia) por no vivir ahí, ni podernos mudar debido a la inexorable barrera idiomática. Y por otro lado, se ve poseído por una furia y una ira incontenibles al ver cómo en nuestro país el tema de la educación se toma tan a la ligera.
Y el otro día en la tele emitieron, una vez más, un reportaje sobre Finlandia. Yo no pude verlo (estaba durmiendo con los niños), pero me imagino la escena a la perfección: el reportaje desgranando las bondades del sistema educativo finlandés (escolarización a los siete años, enseñanza gratuita incluyendo la universidad, atención personalizada a los alumnos, altísima formación del profesorado, subvenciones estatales por doquier…) y comparándolo con la chapuza que los políticos han montado aquí a golpe de reformas y reales decretos. Y el paterfamilias retorciéndose en el sofá, o resoplando, o meneando la cabeza, o todo al mismo tiempo. El Increíble Hulk a punto de estallar.
Al día siguiente me hizo –cómo no- un resumen pormenorizado del reportaje en cuestión, y nuestra conversación acabó como siempre que tocamos este asunto, con una retahíla de ayes y lamentos por lo que nos ha caído aquí: un sistema político de risa que ha engendrado un sistema educativo de pena, en el que sólo cuenta la nota final, obviando la formación integral, emocional y personal de los alumnos. Una fábrica de “burros especializados” (como decía su profesor de Económicas) que sólo saben hacer una única cosa, siendo totalmente ignorantes del resto.
Luego el paterfamilias y yo empezamos a divagar, y filosofamos sobre la cochina sociedad en que vivimos, cada vez más egoísta, individualista y materialista, y con unos valores familiares de vergüenza; una sociedad que desprecia a los padres comprometidos y a los buenos profesores y rechaza su autoridad (¡que no autoritarismo!), que menosprecia la disciplina (confundiéndola con represión o maltrato), el esfuerzo y el sacrificio (¿sacri… qué?), que predica el relativismo y el “todo vale” y se ríe de la bondad, la honestidad, y de otros valores en desuso. Una sociedad de apariencias donde se idolatra la imagen y el aspecto físico, donde los jóvenes sueñan con salir en Gran Hermano, cuna y trampolín de famosillos de medio pelo, portadas de Interviú, y tertulianos de la telebasura. A eso aspiran los jóvenes de hoy en día, además de a ser chulo-futbolistas o golfo-modelos, y a eso parecen incitarles sus padres desde edades bien tempranas.
Después el paterfamilias y yo repasamos el gran trabajo de nuestros políticos a favor de las familias: ausencia de conciliación real, falta total de ayudas económicas, fomento de la incorporación inmediata al trabajo de la mujer tras dar a luz (para qué cuatro meses, si muchas con dos –o menos- ya están de vuelta), bajas maternales ridículas, desprestigio de la labor de criar a los hijos, ensalzamiento y promoción de las guarderías (con avales científicos incluídos), existencia de empresas en busca del expediente académico perfecto, en vez de buscar al trabajador idóneo…
Y antes de deprimirnos más contemplando el negro panorama de este nuestro país de corrupción y pandereta, llega alguno de los niños, o todos juntos, y nos lanzan una sonrisa, o un hola, o un dulce beso. Y el paterfamilias ya no es el Increíble Hulk airado y furioso, sino un padre, como tantos otros, confiado en que sus hijos, a pesar de todo, saldrán adelante, y saldrán indemnes.    

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Contador Web